En el último pleno de septiembre se constata la
degradación absoluta de la política municipal. Un alcalde que ha secuestrado el
debate democrático en los plenos, y que no cumple lo que en ellos se aprueba.
Recordemos que ese órgano debería representar a la ciudadanía, a la voluntad
popular. Pero este se la pasa por el forro.
En cambio la institución municipal se ha convertido
en un circo, en un esperpento de pitidos, amenazas, autoritarismo y acusaciones
mutuas. Una vergüenza, que el PILR denuncia y de la que no quiere formar parte.
Se constata que estamos ante el alcalde más clasista
y centralista de la historia. Aunque en esto todos los alcaldes albuñoleros han
sido siempre igual. Él tiene claro que no todos somos iguales, y que los que no
vivimos en Albuñol somos ciudadanos de segunda, barrios periféricos de la gran
capital.
Un ejemplo fue el pretendido “puente de Los
Castillas”, que en realidad lo quiere hacer en frente de Albuñol. Es de locos.
Si alguien de Los Castillas quiere ir a echar gasolina, ir a la playa o salir a
la carretera general, tiene primero que desviarse y pasar por la gran todopoderosa
capital del municipio. Por suerte la propuesta se rechazó (PILR, PSOE y mixto
en contra; PP y CA a favor), porque además suponía destinar toda la inversión
municipal durante los próximos cuatro años a este sólo proyecto.
Y ya se ha quitado la careta. En el pleno el alcalde afirmó:
“que ya está harto de La Rábita, que es el garbanzo negro del municipio”.
Increíble, pero cierto. Estará molesto porque se le recrimine que no arregla
las farolas desde hace ya años, o el Canal Sur, o los baches de las calles, o
las basuras, o que dé dinero a todos los equipos de fútbol de Albuñol, pero no a
los de La Rábita por el simple hecho de
no llamarse Albuñol; de ir en contra del grupo local de cornetas y tambores, de
la asociación de mujeres, de la exposición fotográfica, de decir que el campo
de fútbol en La Rábita es una utopía irrealizable, de no poner ni una simple
luz en las fiestas, etc., etc., etc.
En el grupo independiente somos conscientes de todos
estos problemas y luchamos para resolverlos desde siempre. Pero somos 1 de 13 y
nuestras mociones, a pesar de estar aprobadas, no se cumplen. Antes, sin
necesidad de trámite previo alguno, se hacen pistas de pádel en Albuñol.
Trabajamos para que cada vez más vecinos se den
cuenta de esta realidad y reivindiquen lo que todos nos merecemos: igualdad de
derechos, de servicios y de oportunidades, y unos representantes políticos que
cumplan sus compromisos y trabajen al servicio de los ciudadanos y no por los
intereses partidistas. Los resultados no dependen de nosotros, pero tenemos la
satisfacción de que todo lo que hacemos es para que gane el pueblo.