El alcalde de Albuñol retiró el primer punto del orden del día del pleno extraordinario celebrado el pasado lunes 17 de septiembre. Con sus formas autoritarias y nada democráticas, Juan María Rivas (PP), lo retiró para evitar que fuera votado en Pleno y para que los rabiteños no se enteraran del asunto, que definitivamente va a salir adelante por decreto del alcalde (algo supuestamente legal?). El asunto consiste en que el ayuntamiento se endeude con un nuevo préstamo por más de 280.000 euros, para comprar el bajo del antiguo Banco Popular en Albuñol. Un nuevo ejemplo mayúsculo del trato denigrante y discriminatorio al que siempre estamos sometidos desde Albuñol.
Para La Rábita nunca hay dinero. Se cansan de repetirlo. Las mociones y proyectos aprobados desde hace meses y años caen intencionadamente en el olvido, a pesar de tanta falta que nos hacen. Albuñol quiere una Rábita hundida y paralizada, totalmente dependiente y sumisa a la gran capital. Quieren seguir robándonos nuestros impuestos y dineros para seguir engrandeciendo su pueblo, a costa de hundir el nuestro.
Desde el Ayuntamiento de Albuñol - y para eso todos los políticos albuñoleros están unidos- siempre dicen que en La Rabita no se puede hacer nada, porque no hay dinero. Nunca hay dinero para arreglar el Castillo, ni para el Campo de Fútbol de La Rábita, ni para el Pabellón Cubierto, ni para arreglar la Escuela ruinosa donde van nuestros hijos, ni para arreglar farolas, ni para adecentar calles, ni para poner la plataforma en el verano, ni para socorristas, ni seis mil euros para que se vea Canal Sur en La Rábita, ni para poner luces en las fiestas, ni para la banda de música de La Rábita, para nada, de nada, de nada.
Para La Rábita no hay nada, pero -¡oh sorpresa!-, sin mayor trámite ni dilación, la alcaldía de Albuñol propone que el ayuntamiento se endeude en 280.000 euros más para comprar el bajo del antiguo Banco Popular para dependencias municipales en Albuñol. Los rabiteños se lo pagamos también. Esa inversión sí es más prioritaria que cualquiera de las de La Rábita. Para Albuñol sí hay dinero y no hay problema en pedir un nuevo préstamo, de inmediato. Y para más agravio, existiendo dependencias municipales infrautilizadas en La Rábita -como el edificio Orlés-, que deberían aprovecharse. Pero claro, en La Rabita no puede haber nada municipal, somos ciudadanos de segunda.
Es sencillamente un insulto, una humillación y una bofetada a cada vecino de La Rábita. Nos tratan como a imbéciles. El que no lo vea es porque es ciego, o porque no quiere verlo. La Rábita sólo podrá progresar librándonos del humillante freno albuñolero, que nos pisotea para no avanzar, porque no quieren perder el chollo que somos para ellos. La solución es la ELA y la unión del pueblo. No es una cuestión de partidos políticos, ni de ideologías. Es una necesidad para todos y cada uno de los vecinos de La Rábita, que aspiren a vivir mejor, con dignidad y con todo lo que nos merecemos.